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Gestión del Riesgo


Usualmente, cuando se hace referencia a la palabra “riesgo”, el significado que se le atribuye conlleva un carácter negativo relacionado con peligro, daño, siniestro o pérdida. Sin embargo, el riesgo es parte inevitable de los procesos de toma de decisiones en general y de las decisiones de inversión en particular; los beneficios derivados de tomar una decisión o de realizar una acción cualquiera sea ésta, necesariamente deben asociarse con los riesgos inherentes a esa decisión o acción.


Para las empresas, las actividades que llevan a cabo comprenden un conjunto de operaciones de características diferentes, las cuales están vinculadas a una gama variada de distintos tipos de riesgos.


La función primordial de la gestión de riesgos en las entidades es crear una estructura que posibilite que directivos y administradores incorporen en sus decisiones cotidianas, aspectos relacionados al manejo de los riesgos. Cuando una entidad ha desarrollado una cultura de gestión de riesgos, genera una ventaja competitiva frente a las demás; asume riesgos de manera mas consciente, se anticipa a los cambios adversos, se protege o cubre sus posiciones de eventos inesperados y logra una mejor administración o manejo de los mismos.


Por el contrario, una institución que no tiene cultura de riesgos, posiblemente no esté consciente de las pérdidas en que está incurriendo o de las ganancias que está dejando de percibir, por no prestar la debida atención a los riesgos inherentes a sus actividades.


El proceso de convergencia hacia la implementación de sistemas de gestión de riesgos, demanda de las entidades el concurso decidido de sus directivos y alta gerencia, para encarar de forma gradual y ordenada las fases o etapas y el conjunto de actividades y tareas que deben desarrollarse en esta perspectiva.


Si bien este proceso requiere de esfuerzos en la asignación de recursos financieros, humanos, tecnológicos y de otra índole, siempre será posible que cada entidad encuentre la estructura apropiada a sus necesidades, al modelo de negocios que tiene y a la complejidad y volumen de sus operaciones, de modo que la relación costo-beneficio sea positiva y justifique la implementación de estos esquemas de gestión de riesgos.


Además, es bueno reconocer que ya existe un camino recorrido por otras empresas y por otros mercados más desarrollados, lo cual ayuda a acortar ciertas fases. La experiencia de las entidades que han sido exitosas en determinados aspectos, o han atravesado por situaciones dificultosas, son lecciones que deben considerarse como válidas en el propósito de asimilar esas buenas prácticas o de evitar esos malos experimentos.


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